Shay es una chica originaria de la ciudad de Medellín, en Colombia, y lleva 13 años dedicándose al graffiti; en entrevista, cuenta que lo que inspiran sus piezas son las mujeres y la naturaleza, especialmente los animales salvajes
Por: Miguel Flores/KlandestinoTV
Shay es una artista originaria de la ciudad de Medellín, Colombia, con 13 años de trayectoria en el mundo del Graffiti. En entrevista para KlandestinoTV, cuenta que de pequeña a ella le llamaba la atención el graff, en su modalidad de letras. Dice que su hermana hacía dibujos y ella los calcaba, y posteriormente investigó un poco más de qué se trataba el graffiti, y fue así que empezó a salir a las calles a pintar. Además, conoció una escuela de graffiti en Medellín, por lo que se pudo pulir al momento de diseñar las letras.
Señala que aunque aún tiene amor por las letras, en la actualidad se dedica a algo totalmente diferente, pues hace muralismo. Por ahora no pertenece a ningún crew, pinta de manera individual.
Shay ha viajado a México para pintar unas cuatro o cinco veces, a eventos o residencias artísticas. Considera al país tricolor su segundo hogar. Además de México, el graffiti la ha llevado a Ecuador.
Dice que fueron muy pocas las veces que pintó de manera ilegal, pero cuando lo llegó a hacer, sintió mucha adrenalina. “Finalmente sí se sintió la adrenalina de poder hacerlo en la noche, sin que nadie te dé permiso”. En las pocas veces que pinto sin permiso, nunca tuvo alguna experiencia “fuerte” o peligrosa, ya fuera con la policía o con la gente de algún barrio.
Su inspiración, las mujeres
A Shay, en su obra, la inspiran las mujeres, tanto su fortaleza, la valentía y las cosas que enfrentan día a día. “Mi obra está muy enfocada en lo que es la mujer y la naturaleza, y trato de hacer como una fusión un poco surrealista de lo que es la naturaleza y la mujer. Normalmente me gusta más como los animales salvajes, los felinos y así, pero cuando tengo también la oportunidad de vincular otros seres como los marinos, lo hago también”, cuenta.
En alguna ocasión le ha pasado por la cabeza dejar el graffiti. Cuenta que cuando empezó a practicarlo, no contemplaba vivir de él, pues lo empezó a hacer como un hobbie, por pasión y porque le llamó la atención. Sin embargo, con el tiempo se dio cuenta que podía tener como profesión el arte.
“A veces vivir del arte es muy duro y te cuestionas si habrás tomado el camino correcto, pero finalmente toda la experiencia que uno ha tenido, las vivencias, como que le reafirman a uno que no, que hay que seguir, a veces es duro, a veces hay más trabajo, a veces no, pero finalmente es un camino que da una paz, felicidad, a veces es también algo terapéutico porque me ha ayudado a salir de muchos estados (de ánimo), entonces sí lo he pensado pero no lo he hecho”, dice la artista.
Espera en algún momento viajar a Europa, pero, dice, han sido experiencias muy “bonitas” haber venido a México en tantas ocasiones, pues considera que hay mucho talento, y siempre que viene aprende mucho de las personas de aquí.
Graffiti, una escena machista
Shay cuenta que el graffiti empezó siendo de hombres, por lo que, aunque actualmente hay muchas mujeres que están también llevando la delantera, es una escena un poco machista. “Los tiempos van cambiando y obviamente, los artistas hombres se hacen consientes de eso y se adaptan también a que habemos muchas chicas con mucho talento que nos gusta también venir a las calles a pintar, sí considero que ha sido muy machista, pero sé que con el tiempo ese machismo va a ir disminuyendo mucho más”.
Expresa que, desde su experiencia, ha tenido momentos en los que es más difícil destacar por ser chica, o más complicado el trato con los hombres que se dedican al graffiti. Sin embargo, señala, también ha tenido muchos amigos hombres de los que ha aprendido, e incluso, la mayoría de las personas de las que ha aprendido mucho son chicos.
En cuanto a la escena en Colombia, dice que no es unida, pues hay muchos conflictos por el ego. “La verdad no, la escena no es muy unida. También hay muchas envidias, pero bueno, digamos que eso se puede ver en muchos escenarios de artistas, no solo de graffiti, sino músicos, escritores, creo que es más como el tema del ego, que a veces de pronto no permite que haya más unión y más respeto”.
Señala que en los trece años que lleva pintando, ha notado mucha diferencia (evolución) en el graffiti, pues incluso ha notado muchos estilos nuevos que se han desarrollado en ese tiempo. “También es bueno que se conserve la esencia, lo principal, y muchos artistas siguen también conservando la esencia, también en los estilos de las letras, pero también ya hay estilos completamente nuevos en las letras que funcionan de pronto otros varios y lo mismo en el tema de los figurativos”.
Shay cree que todas las pintas que realiza la marcan de alguna manera, pues, finalmente, cuando está pintando está viviendo algo. “Es como una manera de inmortalizar lo que siento. Creo que todas las emociones han sido completamente válidas, cuando uno pinta con enojo, puede dejar esa emoción ahí y siempre la va a recordar, entonces alguna en especial, no, creo que todas han sido muy enriquecedoras, tanto que me pueden recordar algún momento o etapa mala de mi vida, también me pueden recordar algún momento feliz, con amigos, entonces me gusta pintar porque inmortaliza muchos estados de mi vida, aparte yo tengo muy mala memoria, creo que con las pintas puedo recordar muchas cosas, o hasta personas o vivencias”, señala.
Cuenta que, a pesar de que nunca pudo desarrollar bien el graffiti ilegal, le encanta este tipo de pintas. Siente que actualmente, sería complicado para ella realizarlo, pero cree que es muy importante, pues es la esencia. “Es apoderarnos de las calles y si está chévere pintar legalmente de pronto por el tema de quién tiene más tiempo, más detalle, pero es muy importante que siga la esencia del graffiti que es pintar ilegal y sin permiso”, concluye.
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