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Sdeck y sus 24 años de amor al graffiti | VIDEO

mikefloresm93

Sdeck conoció el graffiti cuando contaba con apenas 13 años; su primera bomba la realizó a los 15 en la puerta principal de la secundaria en la que estudiaba



Por: Miguel Flores/KlandestinoTV

Sdeck sabe de graffiti capitalino. Comenzó a pintar a finales de la década de los años 90, y su conocimiento del graff mexicano a lo largo de estas más de dos décadas nos lo demuestra con una cátedra sobre el tema, platicando cuando entró al crew Boys Union Street (BUS), cuando secuestraban camiones y obligaban a los choferes a llevarlos a las fiestas que organizaban, o cuando se iban al Tianguis Cultural del Chopo y entre todos comenzaban a gritar “puro BUS”, para que la gente los reconociera.


Sdeck ama al graffiti. Se nota en sus palabras, cada que dice que no piensa dejarlo, a menos que esté tan viejo que su fuerza no le alcance ni para sostener un aerosol o que su visión no le permita ver lo que hace.


Desde hace unos meses ya no pertenece a ese crew, que en sus buenos tiempos tenía toda la Ciudad de México atascada. Ahora pinta el BNG, un crew al que pertenecen otros exponentes que andan dándole recio, como Finer, Hamer, Emta o Romex.


En entrevista para KlandestinoTV, cuenta que el sobrenombre de Sdeck nació porque cuando quería comenzar a pintar le dijo a un amigo que quería hacerlo, y éste le sugirió que pusiera esa placa. “Empecé con plumones como todos, y Sdeck, Sdeck, y se me quedó”, comenta.


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Sdeck lleva, aproximadamente, 24 años pintando graffiti. (Oscar Flores/KlandestinoTV)

Dice que desde que comenzó, no ha cambiado de placa, y que incluso todas las personas lo conocen así, tanto su familia como sus amigos. Comenzó a pintar en 1999, o sea, hace unos 25 años, cuando iba en la secundaria y tenía apenas 15 años.


Explica que en este tiempo ha tenido pausas, ya que tiene otras actividades que prioriza, como su familia u otros gastos. “Ha habido pausas porque influye el trabajo, la familia, los hijos y hay veces que tienes más gastos, por ejemplo, yo pago renta, pero cuando puedo voy con mis valedores, con mi banda, y les digo: vamos a pintar, tengo disposición, tengo dinero, la solvencia, no solamente para los botes, también para el bajón, para el desafane, para cualquier cosa que pueda pasar, que ocurra en el camino, va, ahí está, adelante.


“Con pausas, pero sí lo he hecho, o sea, nunca he dicho: ya lo voy a dejar, no, no, porque no es mi idea, mi idea es seguir pintando hasta que yo creo que cumpla 70 u 80 años, o pueda seguir caminando, y tener visión y seguirlo haciendo”, explica.


Sus primeros acercamientos con el graffiti fueron cuando tenía alrededor de 13 o 14 años y tenía un vecino que pintaba Smog, quien por cierto, dice, comienza a pintar de nuevo. “Era un vecino y tenía todo bien pintado, es del crew AC, y veía cómo llegaba con su banda y pintaba ahí donde vive mi mamá, como a cinco casas, en unos edificios abandonados, hacía unas producciones enormes y ahí fue donde me empezó a gustar más”.


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Sdeck, en la actualidad, pertenece al crew BNG. (Facebook Tayron José)

Cuenta que, al ver esto, dijo que también él quería hacerlo e incluso le contó a su mamá, quien no estuvo de acuerdo, sin embargo, compró botes y empezó a pintar.


Recuerda la primera vez que fue a pintar una bomba. “Fue a mis 15 años, en 1999, fui solo y fue en Ermita Iztapalapa, en la Telesecundaria 52, yo solito agarré mis botes, me compré los Acuario, que estaban en la Comercial, y llegué a la secundaria y en la entrada principal hice mi primer bomba”.


Cuenta que fue a las 10 u 11 de la noche, por lo que había poca afluencia de autos, y no tuvo ningún problema. “Al día siguiente llegué a la escuela y me dijeron todos que si había ido a pintar, y les dije que sí, que había sido yo”.


Su familia, en la actualidad, sabe que pinta. Cuenta que no le dicen nada por su edad, pero que a veces su mamá le recuerda que tiene otros gastos en casa. “Al final de cuentas me apoya, mucho o poco, me apoya, pero yo siento que es más apoyo ya ahora sí, igual mi esposa y mis hijas me apoyan”.

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El graffiti le ha dejado buenas amistades. (Facebook Tayron José)

Señala que prefiere el graffiti ilegal por encima del legal, esto por la adrenalina. “He podido pintar graffiti legal con personas de Alemania y de España, y lo he hecho porque conoces gente del mundo, muy independientemente que conozcas gente de aquí, de la ciudad, o de los estados, conoces gente del mundo, y sí te sientes chingón (…) y sí me gusta pero le voy más al ilegal, porque lo puedes hacer a tu manera, por mucho que te quede mal, pues es ilegal, hasta tratas de meterle detalles, hacerlo con efectos, a como quieras, pero siempre tratar de hacerlo ilegal, así aunque la gente te vea y te la miente, te aviente cerveza o te avienten miados, porque me ha pasado, pero no por eso, me han pegado, no por eso, siempre ilegal”.


Cree que el graffiti le ha enseñado a tener buenas amistades y a dibujar. “Me ha enseñado cosas buenas, como amistades, ves muchas cosas malas, de que tienes una enseñanza, la tienes, pero es la perspectiva que tú tomes, si tú quieres tomar lo bueno, lo tomas, si quieres tomar lo malo, lo tomas, ahora sí que está en ti, para mí es bueno”.


Actualmente, Sdeck pertenece al crew BNG, pero recuerda que detrás de ellos hay otro crew, el BUS, que por ciertas diferencias tuvieron que salir de él.


“Alguna vez estuvimos en otro crew, pero por personas que llegan se desintegra como esa unión, esa unión que te hacía familia se desintegra por personas, que aunque ya hubiéramos llevado 30 años de conocernos, llega gente ponzoñosa y hace que te desintegres, o sea, que te apartes de las personas con las que tú creciste y te desarrollaste en el medio del graffiti”.


Sdeck no piensa dejar el graffiti nunca. (Facebook Tayron José)

El BNG, para Sdeck, representa una hermandad, pues en cualquier emergencia que llegue a tener, sabe que puede contar con los demás integrantes, y los demás integrantes saben que pueden contar con él.


Una experiencia mala que recuerda haciendo graffiti, fue cuando le pegaron unos cuatro policías. “Saqué sangre porque me pegaron en el estómago con sus botas, me arrodillaron y me obligaron a poner mis manos sobre mi cabeza y con los toletes me pegaron en los codos, porque antes la policía era más ruda. Ahorita con el desafane de un 100 o un tostón te dejan ir, pero antes eran más sádicos.


“Te remitían al juez cívico, te robaban y te pegaban, esas son experiencias malas”, dice. Por otra parte, recuerda que alguna vez se fue al Ajusco con otros escritores de graffiti, y se regresaron caminando y pintando desde allá.


“Irnos en transporte de aquí hasta el Ajusco, hasta Cuernavaca, y regresar pintando, todos con una maleta de 20, de 15 aerosoles, y podías llegar a casa y decir: coronamos chingón, hicimos bombas, y todavía aventarte un chesco con la banda, son experiencias chingonas que te deja el graffiti, aparte de las amistades”, concluye.

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