Shinc lleva, aproximadamente, 21 años pintando graffiti, sin embargo, por diversas razones ha tenido que parar en algunas ocasiones, entre ellas, una exnovia que le pidió dejar de hacerlo y las drogas
Por: Miguel Flores/KlandestinoTV
Según una nota informativa del periódico argentino El Clarín, el número cinco, desde el punto de vista de la numerología, representa cambio, movimiento, mutación, que permite alcanzar la maestría gracias a la propia experimentación.
Este número está representado por la estrella de cinco puntas, el pentágono, representa el quinto elemento, el éter, los cinco sentidos que permiten que el alma de las personas se conecte a la realidad física para experimentar la vida.
Tiene otras cosas positivas, pues la misma fuente señala que es un número favorable para viajar, mudarse o vender, atreverse a los cambios, a transformarnos, adaptarnos a diferentes situaciones, aventurarnos a nuevas experiencias y recordarnos que lo único permanente es el cambio.
Quizá por estas características, y otras más que posee el número cinco, le llamó la atención a un joven que radica en el oriente del Estado de México tomarlo como placa para pintar graffiti en las paredes de la Ciudad de México en sus alrededores, sin embargo, con el tiempo se fue modificando el sobrenombre, hasta quedar como Shinc.
En entrevista para KlandestinoTV, Shinc cuenta que fue en el 2006 cuando empezó a salir a la calle para pintar, y como a él le gustaba mucho el número cinco, comenzó con esa placa, sin embargo, algunos amigos le comentaron que ya habían otros graffiteros que tenían ese sobrenombre, por lo que le cambió a Sincho, pero no lo convenció.
“Un compa me empezó a decir: qué pedo Shinco, y dije, ah pues se oye chido Shinco, y todo el pedo. Después la idea era pintarle Shinco, pero tampoco me latió, eran muchas letras y lo dejé en Shinc, al final la O la omití, y le dejé Shinc, y de ahí para adelante empecé a pintarle así, y hasta la fecha ya no pongo la O”, cuenta.
Sus primeros acercamientos con el mundo del graff fueron viendo las batallas de piezas y bombas en la secundaria. Señala que en ese entonces vivía en la alcaldía Álvaro Obregón, al sur de la Ciudad de México (CDMX). “Se juntaban varios morrillos, los hacían una vez al mes, juntaban sus mejores bocetos, bombas, y se ponían a pelear por placas que les latían, y de ahí me empezó a latir un chingo los estilos que hacían, los 3D, piezas, enredados, caracteres y bombas. Había varios compillas que armaban piezas chingonsotas y yo empecé armando piezas, y todo el desmadre, pero cuando empecé a salir con ellos, ellos tageaban mucho, y de ahí me gustó el tag y de ahí esos güeyes empezaron a bombardear, y yo dije: a ver, ese pedo se ve chido, eso fue como en el 2003, y empecé a salir con esos güeyes a armar unas bombillas y de ahí para adelante, fue mi primer encuentro con el graffiti en la secundaria con esos compillas”.
Shinc inició a pintar en 2003, por lo que lleva más de 20 años, sin embargo, no ha sido constante todo ese tiempo por diversas razones. “En algún momento fue una chavilla, en un momento también fueron las drogas, y el trabajo, hubo un tiempo en que me absorbía mucho, y llegó un momento donde dije: ni madres, no lo voy a dejar, y ya de ahí para adelante, ahorita llevamos siete años constante, a lo mejor una vez al mes, pero sí le salimos”.
La bomba de Shinc tiene una característica que la hace única. Y es que en ella pone la figura de un pollo en vez de la S. Cuenta cómo fue que se le ocurrió hacerla de esa manera. “Hice una S que se parecía mucho a esa madre, entonces de repente le puse un ojito, un ojo normal con un círculo, unas pestañas y un puntito adentro, y dije: ah, pues como que parece un pollo, y nada más le puse las patitas y dije: se ve chido, voy a empezar a sacarlo, y empecé a sacarle, según yo, como unas crestitas y la mamada, y así empezó con crestas, y se fue modificando la letra para trazarla más rápido, y ya me latió la S de esa manera, dije, pues la voy a hacer así, pretendía nada más hacer los pollos, no poner el Shinc, sino nada más los pollos, se adecuó a la bombita y de ahí ya empecé a poner el pollito, dije: me late, va a ser algo característico y va a ser algo diferente, y de ahí nació el pollito”.
Shinc pertenece al crew TDR, que es con quienes más ha convivido. Además, aplica el H2K, que es de sus principios. “Es de Tetelpan, de la Álvaro Obregón, y con ellos empecé, fue mi primer crew, fue con los que me acomodé primero y empecé a salir y hasta la fecha lo sigo poniendo”.
El TDR se le ocurrió a él y a otros escritores de graff, entre los que se encuentran Fysek, Suine, Gaon, Dode, entre otros, porque ya salían mucho a pintar. “Salíamos a pintar mucho y dijimos: no ma, pues ya somos un equipo, hay que ponerle un nombre a nuestro crew y hay que empezarlo a poner para que nos identifiquen que somos nosotros, ya si no hacemos una bombita, hacemos una piececilla del TDR o algo así, nos gustó la idea, empezamos a buscarle letras y significados, y empezamos a fundar el TDR desde entonces”.
Sus crews representan algo importante para él, pues cuando sale con sus amigos, miembros de los mismos, siente la seguridad de que no lo van a dejar y que son sus “meros compas”. “Es como una familia, más que un crew, son unos compillas que hemos estado ya en varios aspectos de la vida, no solo conviviendo en el graffiti, sino también por fuera, y por eso son más que compas”.
A lo largo de su trayectoria en el graff, ha tenido problemas no solo relacionados con pintar, sino en el aspecto personal, que le han hecho pensar en dejarlo. “Esto es como un adicto, piensas en dejar el vicio, pero no, es otro pedo, esto es ya un tipo de vida que difícilmente se va a dejar, a lo mejor de grande ya no le salgo a vandalear, ya no me ando subiendo a lugares, pero sí le voy a seguir, a lo mejor pintando tages, a lo mejor y lo sigo dibujando en la libreta, como sea pero va a seguir presente todo este pedo para un ratote, yo digo que va a llegar el momento en el que sí, ya de plano no haga nada, pero yo digo que todavía le falta un ratote", señaló.
Shinc prefiere hacer graffiti ilegal, aunque cuenta, un tiempo intentó dedicarse a hacer legal con un amigo que pinta Redy, sin embargo, se dio cuenta que no es lo suyo. "El ilegal es la adrenalina, es como que hacer algo prohibido, y recordar un chingo de vivencias, que vas y dices: ah no ma, por acá nos correteó los indigentes, nos aventaron piedras, o por aquí pasó esto, son vivencias en todos lados, que recorres la ciudad y dice, no ma yo ya pinté aquí, y aquí pasó esto, entonces el ilegal siempre va a ser lo más chido para mí".
Cuando inició a pintar, recuerda, dejó de hacerlo un par de años, pues tuvo una experiencia que lo traumó, según sus propias palabras. Cuenta que cuando tenía un año que comenzaba a salir a pintar ilegal en las madrugadas, pintando con un amigo, los golpearon e incluso, a su compa, le rompieron una costilla. "Yo me entregué, dije: no lo voy a dejar morir solo, me entregué e igual me empezaron a putear, y ahí fue algo que, con ese güey, cuando lo vi que se fue a su casa todo puteado, y de ahí se fue al hospital, fue algo traumante que me hizo detenerle un ratillo".
También cuenta que en alguna ocasión, en un juez cívico, le dijeron que ya lo ubicaban por haber "caído" varias veces, por lo que se la sentenciaron de que si volvía a caer, ya no lo recibirían ahí, sino que se encargaría de que "te metas a chingarle".
El graffiti es algo importante en su vida, pues dice, está muy dividida su vida personal y profesional con lo que en realidad es. "A mí me dicen muchos: ah, los vándalos graffiteros, cuando yo trabajo, y yo les digo, ah no pues sí. Pero para mí es algo muy muy importante, está muy marcado, yo lo llevo de cierta manera a todos lados, en todos lados voy viendo pintas, spots y todo el pedo, sea trabajando, sea en la familia, muy pocos saben que yo pinto de mi familia, pero lo llevo a todos lados, es muy muy importante para mí este show".
Cuenta que solamente tres personas saben que pinta, y eso, porque lo siguen en redes sociales y ven lo que sube. Le gusta llevarlo más en el anonimato.
Concluye diciendo que el graffiti va a seguir y que para él, el ilegal es el chido y es el que seguirá haciendo hasta que pueda. "Si sigo en la ciudad, aquí, donde sea, donde pueda pintar voy a pintar y hasta que se pueda".
Dice que es una experiencia muy distinta en su vida, e incluso, cuando está estresado, sale a pintar y eso lo relaja y regresando duerme como "bebé".
"A los que vayan empezando, que le echen huevos, que sean constantes, que no sean nada más de un ratito, se dan fama y ya, no creo, si les gusta, que le den, que le sigan dando como se pueda, aunque sea una bombilla cerquita de su casa, pero que le sigan dando", termina.
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