Toper inició en el mundo del graffiti cuando apenas iba en la secundaria; con el tiempo, se dio cuenta que el ilegal era lo suyo, aunque también practica el graff legal
Por: Miguel Flores/KlandestinoTV
Cuando Toper inició en el mundo del graffiti, comenzó con la placa Oper, sin embargo, un día notó que ya existía alguien que pintaba ese sobrenombre y que ya era reconocido. Por eso fue que decidió agregarle una letra, la "T". Así comenzó firmando Toper. En entrevista para KlasdetinoTV, el graffitero explica que fue chistoso, pues al comenzar a pintar Toper, a él le gustaba mucho la fiesta, la borrachera, y casualmente, coincidió con que en inglés esa palabra significa “borrachín”.
Es imposible no identificar el estilo de sus bombas. Aunque tiene varias, hay una que lo representa bastante, en la que en la “o” pone una carita sonriendo.
Menciona que, cuando iba en la secundaria, en ocasiones iba a Neza desde su natal Valle de Chalco, en donde radica actualmente. Al ir a ese barrio, “veía a mucha banda que pintaba, los (del crew) HCK de aquí de Valle veía a los (del crew) TOA, y yo decía: ¿Cómo le hicieron? ¿Cómo le hacen? ¿Qué se sentirá? Pues yo lo quiero hacer también, y pues empecé, con tags, puros tags, puras líneas, pues hacía dos letras un día y al otro día pasaba y terminaba mi placa, en ese tiempo pintaba Oper, y me gustaba porque ya al otro día pasaba y veía lo que había logrado”.
Toper ha pertenecido a diferentes crews, entre ellos el 29K, pero el NCDK, al que ahora pertenece, siempre ha estado presente. “Ese crew viene de una unión de tres amigos, uno que pinta Tales, uno que pinta Scrat y yo, cada quien tenía un crew y la idea fue de juntarnos para hacer uno que sonara de este lado de Valle (de Chalco), porque en la autopista ya había otros crews que sonaban, pero ninguno de este lado, y de ahí surge NCDK, se juntó el crew EN, ND y ACK, y ya se sacaron las letras NCDK”.
Explica que llegaron a ser hasta 50 integrantes, o incluso más de ese crew, pero la mayoría no eran constantes.
Tope lleva, en el mundo de graffiti, aproximadamente 16 años, aunque aclara, no siempre ha sido constante por diversas causas, como su familia, pues está casado y tiene dos pequeños, o el trabajo.
Él hace tanto pintas legales como ilegales, “porque ya no tengo mucho el tiempo para estar de aquí para allá”. Sin embargo, siempre le ha gustado siempre más el ilegal, por lo cual, dice, lo prefiere. “El legal también me agrada porque puedes hacer cosas diferentes, pero de ilegal también se puede hacer lo mismo, entonces prefiero el ilegal”. Dice que esto es, más que nada, por la satisfacción del spot, pues a él le gusta ver el lugar, checar cómo está la onda, analizar todo para poder hacer las cosas bien.
Cuenta una experiencia dentro del metro, en la que se metió con otro graffitero a la línea 9 o café. “Fue padre porque pintamos y todo, no hay evidencia, no hay fotos, no hay nada, simplemente se quedó en nosotros, terminamos y no hubo bronca, salimos de ahí, íbamos caminando y una revisión de una patrulla pero hasta ahí, no pasó nada, no hubo bronca”.
Otra experiencia que recuerda, a la que considera la peor que le ha pasado, fue una ocasión que fue a pintar a la autopista México-Puebla, en la que iba con dos amigos. “Pintamos y pasa un taxista, y ya sabes, lo clásico, acá mentando madres y todo el show, y ya se fue, y de repente terminamos y dice mi compa: no, pues yo quiero pintar de este lado, y empezó, pero salió el dueño de la casa y le dio un batazo, entonces le íbamos a pegar entre los tres al señor, pero cuando levantamos la mirada ya venían los taxistas con palos y piedras, entonces ese día tuvimos que correr, y a mi valedor lo metieron a su casa, lo metió el señor a su casa, y dice que era judicial y todavía le pegó y todo el show, y después lo presentó, y mientras mi otro valedor y yo tuvimos que correr, nos saltamos la autopista, nos iban persiguiendo, parecía que estábamos en la frontera, yo creo que eso es algo que sí quedó muy marcado”.
Toda la familia de Toper sabe que se dedica al graffiti. Explica que al principio no lo aceptaban, pero actualmente todos le dicen por el seudónimo que utiliza en el graffiti. “Mis abuelos, mis tíos, yo creo que ya me conocen más por ese nombre”.
Su crew, NCDK, representa muchas cosas para él, como amistad, familia, lugares, personas importantes en su vida.
A pregunta expresa de que si piensa dejar de pintar algún día, dice que no le gustaría dejarlo, “pero si tuviera que hacerlo por algo grave o algo así, pues tampoco” (risas).
Gracias al graffiti, Toper ha aprendido muchas cosas, además de que ha viajado por toda la República Mexicana, ha viajado a otros lugares, personas, anécdotas, vivencias. “Me ha enseñado muchas cosas, yo creo que sí tiene mucho que ver en mi vida personal”.
Sobre la calle, dice que también le ha enseñado muchas cosas. “Para empezar, te das cuenta que existe una vida nocturna enorme, he visto muchas cosas malas, buenas, pero sí aprendes mucho porque no todo es como lo que te cuentan, me gusta más andar de noche en la calle, a mí en lo personal, me gusta mucho la oscuridad”, concluye el graffitero.
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